CésarAlemán

¡Somos amos de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras!

¡Somos amos de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras! Lo escuché muchas veces de boca de algunos adultos, años más tarde cae a mis manos un libro que señalaba un proverbio árabe reza “Los hombres somos dueños de nuestros silencios y esclavos de nuestras palabras” luego en la preparatoria estudiando filosofía esta frase se la atribuían a “Aristóteles”, sea como fuere este proverbio me enseñaría con la edad y los tropiezos a guardar silencio, tal vez más del que debería, sobre todo cuando mi corazón late apresuradamente y la ira va invadiendo mi estómago. En una charla alguien citó a Samuel Johnson, “es mejor permanecer callado y parecer tonto que abrir la boca y despejar la duda” es simpática la cita, sin embargo, nos invita a una reflexión profunda de verdad sobre el uso adecuado de las palabras y el silencio. Por un lado, el comunicarse entre los seres humanos es fundamental, no hubiéramos alcanzado el avance, ni la evolución en la que vivimos sin el lenguaje, buena parte convertido en palabras; y me refiero a buena parte puesto que las palabras no son todo el lenguaje, pues las actitudes, los tonos, el lenguaje no verbal y el silencio mismo, forman parte de la riqueza de la comunicación. El silencio por otro lado es importante para pensar antes de hablar, nos da paso a reflexionar y sopesar cada frase que saldrá de nuestra boca, sobre todo cuando estamos en estados emocionales extremos, enojo, depresión, alegría, etc. pues como dice un dicho mexicano “no prometas estando eufórico, enojado o borracho”. Entonces ¿qué hacer? ¿callamos y no hablamos?, la respuesta como tal no la tengo, pero lo que sí puedo compartirte desde mi personal punto de vista es que; el uso adecuado del proceso de comunicación completo es de mucha ayuda para poder tener un balance entre los silencios bien usados y las palabras bien empleadas. Escuchar, no solo oír, es aplicar la escucha activa, oídos, mente, ojos y corazón en lo que el otro intenta decir, es poner completa atención con actitud abierta y empática. Wow que fácil suena, pero que difícil aplicarla, sobre todo en un mundo donde todo urge y el tiempo es escaso, en un mundo donde el individualismo tiene preferencia que el de la cooperación. Lo digo en primera persona, que difícil, sin embargo, el que sea difícil no lo hace imposible o no deseable. Recuerda “apuntale a la luna que lo peor que puede pasar es alcanzar una estrella, o mejor aún, convertirte en una de ellas”