CésarAlemán

Morir para vivir

Se nos ha dicho que la vida comienza con el nacimiento o en algunas culturas el alumbramiento, sin embargo, en mí propuesta yo sugiero totalmente lo opuesto, que la vida inicia partiendo de la misma muerte.

Por allá de los años 90s en México se exhibió una TV novela titulada “morir para vivir” y al inicio (como es normal) había una canción en la que una de las estrofas (la que se me grabará, Dios sabe por qué) decía “Morir, quiero ir a esa otra vida, morir sí es vida es bienvenida, morir es la única salida, morir para vivir”. En ese mismo sentido comparto que hay una vida más profunda y más real a la que conocemos o la que denominamos vida, por el solo hecho de respirar y para nacer a esa otra vida “hay que morir para vivir”

La cronología de la vida supone partamos del nacimiento hacia delante crecer, reproducirse y morir, en términos simples así es lo propuesto por la biología, aunque haya algunas otras teorías que se detienen en etapas más descriptivas, pero que en resumen solo separan o desglosan más las etapas antes mocionadas.

El tipo de vida y el tipo de muerte al cual nos atañe en estos momentos, no es de índole físico, obedece a un tipo diferente, a uno más sublime y mucho más profundo, al tipo de muerte sobre para el cual morir se requiere observación, aceptación, expansión de la consciencia, capacidad de decisión, rendición y caminar en el amor.

Para poder ser claros de aquí en adelante me permitiré aclararte que cuando me refiera a la “muerte” del condicionamiento estará encerrada entre comillas, la muerte física carecerá de ellas.

La “muerte” de la que hablo es aquella renuncia voluntaria, personal y consciente a la vida, pero a la vida como la teníamos preconcebida, donde el único requisito era respirar, pero que a su vez de manera muy ligera no se vivía, solo se existía. Esta misma “muerte” a la que me refiero hoy, es a morir a una serie de ideas y condicionamientos que han ido formando una falsa vida, lo que en algunas corrientes filosóficas le llaman “Irrealidad, mentira o estar dormido”.

Cuando nacemos y llegamos a esto que se llama vida, nacemos realmente vivos, es decir libres de condicionamientos, prejuicios e ideas preconcebidas, nuestro cerebro está limpio y nuestro banco de información aún no está contaminado, es decir llegamos vivos a la vida. Sin embargo, por alguna extraña y a veces pienso macabra razón, nuestro entorno encabezado por nuestros padres, nos van deformando nuestra idea de la realidad, nos van codificando el cerebro y en nuestra memoria se establecen que debemos de ser, pensar y actuar de tal o cual manera para ser “aceptados” para ser personas “normales”, es decir adoptamos como “normal” lo que nuestro entorno etiqueta como ello, esto se hace por supuesto a través de premios y castigos; Sí soy niño bueno y hago los deberes entonces soy “aceptado”, querido y hasta premiado, pero si en contra partida no acato las reglas o estatutos establecidos, paso a ser un niño malo, “no aceptado”, no querido y seguramente siguiendo la misma línea de pensamiento termino siendo castigado, es decir debo pagar el precio por no ser “normal”, esto a medida que vamos creciendo se va tornado en nuestra idea personal de lo que “debiera ser” y así terminamos creyendo que las ideas que hoy tengo siendo adulto, creo que son mías, y es más que estoy en lo correcto, ¿por qué? Porque el resto de mi familia (entorno) así lo creemos y no nos damos cuenta del hecho que por una mentira que la creamos muchos o todo nuestro entorno deja ser mentira y se convierte en verdad.

Miedo a morir