Hace unos días leyendo un estudio para un ensayo de la universidad, leía un párrafo de alguien que recomendaba estudiar y graduarse… ¡para que pudiera ser alguien en la vida! Esto no era nada nuevo para mí, pues ya lo había escuchado repetidas veces en el pasado, esta vez se quedó dando tumbos en mi cabeza, donde me decía una y otra vez, entonces ¿A través de lograr cosas, solo entonces podemos ser alguien?, ¿quiere decir que no soy nadie hoy mismo, sino tengo logros? Qué frase tan triste y tan despectiva, es decir hoy día no eres nadie en la vida, dicho de otra manera, más llana y más cruda “eres un don nadie” hasta que…. hasta que algo pase en tu vida, estudios, un buen trabajo, una casa, una familia, etc., etc. Históricamente hemos convivido con esta frase que a simple vista está llena de buenas intenciones, que pretende incentivar y motivar al que es sujeto de esta frase, regularmente dicha por esos seres queridos y de autoridad para quien es objeto de ella. Creo que nos hemos perdido la sensibilidad de auto reconocernos y de reconocer en los demás la autenticidad del ser, más allá de estratos sociales, actividad laboral, o demás cuestiones externas que infieran en que las personas por el simple hecho de ser seres humanos ya son “Alguien en la vida”. Ser alguien no es una meta, es una realidad, es un derecho con el que nacemos, y somos alguien, aunque para los ojos de algunos no lo seamos, pues no se trata de etiquetas o estereotipos, se trata de SER. El Ser es mucho más que “llegar a ser” el ser se refiere a la potencialidad absoluta de lo que ya somos sin hacer nada, por el simple hecho de existir y de reconocer la grandeza en nosotros. La siguiente vez que escuches a alguien decir, o que tú mismo estés tentado a dar el gran consejo para que alguien mejore, piensa dos veces en decirle que lo haga para “ser alguien”. Más bien es que puede hacer lo que sea porque él ya es alguien en la vida, a lo que se dedique es cuestión de voluntad y mucho trabajo, pero eso es otra cosa.