CésarAlemán

¿Byung-Chul Han es Zurdo?

Buyng-Chul Han

 «Agustín Laje & Byung-Chul Han»

Esta semana, por motivos meramente azarosos, volví a ver un fragmento de una participación del economista y escritor argentino Agustín Laje. Para quien no lo conoce, dejo el enlace a su perfil de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Agust%C3%ADn_Laje .

En dicha entrevista, Laje hace referencia a la pregunta de (o menciona la razón de) “¿Por qué esa gente en las facultades de filosofía y letras, artes, ciencias políticas y relaciones internacionales, la gente del cine y la literatura, de la música, por qué todos ellos suelen ser de izquierda, son ‘zurdos’?”. (Cito textualmente su mención).

Prosigue teorizando el porqué y dice que la razón es que todas esas carreras no tienen buena salida en el mercado laboral. Según él, narra que, “cuando vos te creés tan inteligente, pero después ves que el carnicero, el verdulero ganan más dinero que vos, que sos el filósofo de la UBA, te comparás y decís, el mercado es una porquería”.

Laje continúa por esa línea y cataloga a los antes mencionados como resentidos con el sistema y necesitados de reconocimiento. Argumenta que se van con el Estado, se emplean o se afilian a partidos políticos para que el Estado, vía impuestos recaudados del carnicero y el verdulero, les proporcione un salario y ‘mamen de la teta del Estado’.

Según Laje, como esto es así, “estos no pueden pelearse con el Estado, pues ahí está su modo de vida, por lo que es muy difícil tener libertarios anti-Estado”.

Por otro lado, suma una teoría más y declara: “Estos tipos no son gente bruta, aunque se echan más flores de las que realmente merecen. Estas personas han estado en ambientes controlados, planeados, que son los colegios y las universidades, y al estar en un orden muy transparente aprenden a tener éxito ahí. Es decir, si yo estudio, hago los deberes y me saco buenas notas, pues entonces triunfaré acá dentro; de lo contrario, fracasaré. Es muy simple. Pero cuando esta gente sale al mercado laboral, mucho más complejo, no puede con ello, puesto que lo que ofrecen no tiene mercado”.

Ese mismo día, pero ya casi por la noche, veo la nota y el discurso del filósofo Byung-Chul Han, al recibir el premio Princesa de Asturias en España. Para quien no lo conoce, dejo su perfil de Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Byung-Chul_Han .

En su discurso, señala que él sigue con la tradición socrática, donde Sócrates decía que sus escritos agitaban para despertar, criticar, irritar y recriminar; era como un tábano que picaba y excitaba al noble caballo, grande y pesado, cuya corpulencia lo vuelve pasivo.

En su discurso, Han criticó el sistema neoliberal por ofrecer una libertad aparente que en realidad nos lleva a la autoexplotación y a la adicción a las redes sociales y a los dispositivos móviles. Señaló que las redes sociales, a pesar de su potencial para la conexión, se han convertido en espacios de odio, rumores y agresividad. Subrayó que la sociedad contemporánea está perdiendo el respeto, lo cual es fundamental para la democracia y la cohesión social. Sin civismo y responsabilidad, la democracia se reduce a una estructura sin alma. Advirtió que la creciente brecha entre ricos y pobres y el miedo a la caída social pueden empujar a las personas hacia el autoritarismo y el populismo.

Yo conozco el trabajo de Agustín Laje desde hace un par de años y comulgo con algunos de sus puntos de vista, con otros no tanto. De Byung-Chul Han, de igual forma, he leído varios libros y se ha convertido en uno de los filósofos contemporáneos que más respeto. Al ver este contraste, no pude dejar de pensar en cómo la falta de juicio crítico (o ‘criba’), el pensamiento profundo y, sobre todo, el vivir de apriorismos nubla cualquier mente, como, desde mi personal punto de vista, pasa con Laje. Explicaré esto en los renglones siguientes.

Dar por sentado que lo único importante para una persona es el “mercado”, deja de lado la razón misma del conocimiento. Según Aristóteles, “el mejor saber es el que no sirve para nada”. En la narrativa de Laje, centra todo su argumento en la salida en el mercado, y es verdad que hay carreras que tienen más oportunidad laboral que otras. Sin embargo, me imagino que con una mirada sesgada, económica y lucrativa que parece poseer a Laje, se le pasa de largo que la Academia de Platón tenía como fin último el florecer de las personas, alcanzar sus más amplias capacidades, no trabajar ocho horas y tener seguro social y pensión para el retiro. Esto evidencia, creo yo, la falta de reflexión por parte de Agustín sobre lo que nos hace humanos.

Como ya mencioné algunos renglones arriba, Han hace un fuerte señalamiento a la sociedad del rendimiento, a la autoexplotación y al populismo, nada más y nada menos que encarnado en Agustín Laje según sus argumentos y apriorismos expuestos en dicha entrevista. Vemos:

  1. Neoliberalismo que ilusiona a la gente a que el rendimiento es lo que importa y con ello hay libertad si te esfuerzas lo suficiente. Si no logras “éxito” (dinero, fama, estatus socioeconómico), es tu culpa, no del sistema. Cosa que, como narra Laje, lo da por sentado.
  2. Populismo: Laje fue uno de los principales apoyos mediáticos para las elecciones donde ganó Javier Milei, un populista de extrema derecha que está impulsado por la agenda norteamericana de Estados Unidos, para acrecentar la brecha entre ricos y pobres.
  3. Redes sociales que dividen y no buscan el diálogo: otro tanto de lo expuesto por Laje, haciendo ad hominem contra los profesionistas de todas las carreras que enumeró.

Como reflexión última, el perfil de las personas que estudian alguna carrera en humanidades, como el propio nombre lo dice, suele tener al hombre, a la humanidad, como centro, no como objeto mecánico y utilitarista. Las personas que amamos la filosofía podemos decir que nos gustan las preguntas, rechazamos el status quo y, sobre todo, que PENSAMOS. Esto último en mayúsculas porque tener ideas y pensamientos, o hilar ideas, no es lo mismo que pensar. Somos del ‘tipo dos’, como decimos en psicología: volteamos patas arriba el mundo que conocemos y reconocemos que, por más inteligentes y por más conocimiento que pudiéramos tener, NO SABEMOS NADA, como diría el maestro Sócrates.

Cèsar Alemán

31 | Octubre | 2025