CésarAlemán

El lujo, la pretensión y el narcisismo

La mentira dle lujo

En las últimas semanas, a partir de la subida de aranceles a China, las fábricas maquiladoras desplegaron una serie de videos donde exponían el abuso descarado y maquiavélico del valor de fabricación frente al precio de venta al público, y en medio desnudaron (creo que sin querer) las estructuras comportamentales y las debilidades psíquicas de las masas, pretenciosas y vanidosas.

Revisemos 3 conceptos:

Lujo

El lujo por años ha marcado un hito como referente al ser parte de lo excepcional, desde tiempos ancestrales cuando los faraones, reyes y nobleza ostentaban lujos como insignia de exclusividad hecha para pocos y envidia de los plebeyos, esclavos y chusma; en sí mismo, esta falta de acceso de las masas a los lujos reside su valor intrínseco.

Los sentidos en la percepción de valor juegan un papel importante (se centra en el yo como sujeto único y poderoso, exclusivo y con acceso a lo mejor de lo mejor). En esa tónica, la personalidad que consume lujo, o bien que desea consumir lujo, va formando una personalidad y, a veces, un trastorno narcisista.

Ya que el lujo en sí mismo expresa una sensación de superioridad con relación a los demás, suele ser buscado y usado por aquellas personas con baja autoestima y una pobre valoración en cuanto a su autoconcepto, ya que “necesitan” equilibrar de alguna manera, y el lujo es la respuesta perfecta en esa necesidad de compensación. Sin embargo, suele ser insuficiente para completar la valía de sí mismos, puesto que la baja autoestima se caracteriza por una percepción negativa y crítica de uno mismo, incluyendo sentimientos de inadecuación, inutilidad y falta de valía, que se repite en sí mismo, como un bucle sin cesar.

Narcisismo y Vanidad

Por otro lado, según el DSM-5, el Trastorno de Personalidad Narcisista se caracteriza por un patrón dominante de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Estas características se manifiestan en diversas áreas, incluyendo la percepción de la propia importancia, la fantasía, la necesidad de atención y admiración, y la falta de empatía hacia los demás.

La intención de este artículo no es definitivamente moralizar o satanizar ni el lujo ni los trastornos de personalidad; es reflexionar sobre cómo los marcos estructurales de la vida moderna y el sistema en el que todos formamos parte, hemos construido una sociedad pretenciosa y narcisista. Hemos jugado con la salud mental y la interacción social sin darnos cuenta; nos hemos tragado el cuento de la Individualidad y nos hemos convertido en nuestros propios verdugos.

Pretensión

Byung-Chul Han, en su libro «La sociedad del cansancio», lanza una crítica muy acertada sobre la «sociedad del rendimiento» por su énfasis en la autoexplotación y la búsqueda constante de la excelencia, que termina generando un sentimiento de fracaso en aquellos que no pueden alcanzar las metas impuestas, partiendo de la idea ilusoria de la igualdad de oportunidades.

Sociedad alineada y adicta a la ilusión de felicidad y sentirse bien. Las sensaciones agradables en el cerebro son el resultado de la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la oxitocina, la serotonina y las endorfinas, que actúan en diversas áreas cerebrales; estos neurotransmisores, a menudo llamados «hormonas de la felicidad», promueven sentimientos de bienestar, placer y satisfacción. Desde la avaricia y bajo el escudo del “desarrollo económico”, se han ido construyendo, en una explotación puramente mercantilista y utilitaria, toda una serie de artilugios y estrategias de alta gama que nos intercambian ilusiones envueltas en bellos escaparates y videos con sentido motivacional y de pertenencia, si y solo si obtienes tal o cual marca, X viaje, Z experiencia exclusiva.

Desde donde yo lo veo, el lujo, el ultra-lujo y el Unlimited Gold Membership, es una manera bonita y muy bien construida que le habla al ego enfermo, al yo débil, o simplemente a una consciencia colectiva dormida que, pretendiendo ser únicos y separarse de la manada, terminan siendo una copia de lo mismo.

La industria del lujo es muy grande y sus tentáculos son largos y fuertes; hay muchos intereses en juego, todos ellos rondan alrededor del dinero y el poder, por lo que no es fácil escapar a ello. Hay generaciones que ya nacimos dentro de esta lógica de la superación personal y el estigma social que establece que “éxito” es igual a dinero, poder y fama; es algo que damos por sentado cuando mencionamos el éxito. Esa imagen ya formada en el inconsciente colectivo está dada; es trabajo de cada uno reflexionar, repensar y aplicar pensamiento crítico poniendo en tela de juicio el statu quo de las cosas.

Por otro lado, y por último, es necesario que como sociedad nos dirijamos a repensar los “planteamientos” en los que vivimos y tomar acción, desde la divulgación hasta modificar nuestros patrones de consumo personales y familiares.

Los tenis caros sirven lo mismo para caminar que los genéricos. Los relojes de ultra-lujo dan la misma hora que un Casio de $10 dólares. Una consciencia que piensa y reflexiona vale mucho, mucho más que una que solo sigue al rebaño.

César Alemán

 10 | Mayo | 2025